viernes, 11 de julio de 2014

Alemania, ¿la octava por fin será la vencida?



Argentina, tras su victoria sobre Holanda en semifinales de Brasil 2014, aparece como el último obstáculo para detener a Alemania, con la que jugará la final del Mundial, y tratará de evitar que por primera vez un equipo europeo se lleve el título en el continente americano.

Alemania, que disputará el domingo en Río su segunda final en los últimos cuatro torneos, tras perder en Corea-Japón 2002, siendo semifinalista en 2006 y 2010, se presenta como favorita para hacerse con el título, con una generación que ha ido progresando, sobre todo tras humillar a Brasil en semifinales por 7-1.

Argentina, con las individualidades de Leo Messi, Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero y Ángel di Maria, si éste se recuperara está listo para el domingo, y hará frente a los Manuel Neuer, Toni Kroos, Mesut Özil y Thomas Müller.

“Alemania no es imposible. Están agrandados, mejor, porque ahí van a aparecer los argentinos”, dijo Diego Maradona. Una victoria de Argentina permitiría que el título se quedara en América, ya que nunca una selección europea ganó en las siete anteriores ediciones disputadas hasta ahora en este continente.

Los mundiales americanos siempre terminaron con triunfos de equipos de la Conmebol: Uruguay 1930 (ganó Uruguay), Brasil 1950 (Uruguay), Chile 1962 (Brasil), México 1970 (Brasil), Argentina 1978 (Argentina), México 1986 (Argentina) y Estados Unidos 1994 (Brasil), por lo que Alemania intentará ante Argentina que la octava sea la vencida.

Un triunfo de Argentina permitiría a América igualar a Europa en número de títulos. Lo contrario, significaría que los alemanes sean el primer equipo europeo en lograr la corona en tierra americana.

En este momento, Europa lleva diez títulos gracias a los cuatro de Italia, los tres de Alemania, y uno respectivamente de Inglaterra, Francia y España, ésta última en realidad fue el primer seleccionado europeo que ganó en otro continente, en este caso África. América, por su parte, lleva nueve, con los cinco títulos de Brasil, dos de Argentina y dos de Uruguay. Un tercero de la selección albiceleste equilibraría la balanza con diez títulos cada uno.

Una victoria de Messi y sus compañeros evitaría además que Europa gane tres títulos seguidos, después de los logrados por Italia en Alemania 2006 y España en Sudáfrica 2010. En cambio, una derrota de Alemania ante Argentina en la final permitiría a América seguir presumiendo de haber logrado un mundial en tierras europeas, cuando Brasil se impuso en Suecia 1958, el primero de sus cinco títulos, sin que Europa haya conseguido devolver la moneda en el continente americano, lo que precisamente busca ahora.

Es la tercera vez que ambos equipos —alemanes y argentinos— se enfrentan en la final, un récord, después de que Argentina se impusiera a Alemania Occidental en la de México 1986 por 3-2, pero la Mannschaft se tomaría la revancha en la siguiente edición, en Italia 1990, con una victoria por 1-0. Además de Alemania y Argentina, solo Brasil e Italia se han enfrentado más de una vez en una final por la Copa del Mundo. Brasil ganó a Italia en el partido por el título de las ediciones de México 1970 (4-1) y Estados Unidos 1994 (0-0 y 3-2 en penales).

Un plan a punta de voluntad

Regularidad

Alemania se enfrentará a Argentina el domingo en la final. Sea cual sea el resultado del partido, el Mundial 2014 habrá evidenciado de nuevo la regularidad única al más alto nivel del grupo que ahora dirige Joachim Löw.

Talentos

En el plan alemán los entrenadores federados son invitados a descubrir los talentos. Además se trata de ser capaces de retener a las promesas ante los intentos de algunos países de “repatriar” a los hijos de sus emigrados.

Un ejemplo

Descubierto por un entrenador de las categorías inferiores del Schalke, Ozil es un buen ejemplo de un jugador criado y mimado en la federación germana. “Me siento muy bien tratado, ellos se han interesado mucho por mí”, decía en 2010.

Una renovación que da resultados

AFP

Los fracasos del Mundial 1998 y de la Eurocopa 2000 llevaron al fútbol alemán a iniciar una transformación, basada en voluntad política y renovación táctica, que llevó a la Mannschaft a la lucha por el podio de todos los torneos desde 2006.

Tras perder 3-0 contra Croacia en cuartos de final del Mundial de 1998, la Federación Alemana de Fútbol (DFB), después de haber observado los sistemas instaurados por Francia y Holanda, apoyó económicamente ligas de distritos para “intensificar la formación” de los jóvenes de 11 a 17 años. Este nuevo planteamiento está recogido en un documento denominado Programa de formación de talentos. Pero dos años después, la eliminación en la primera ronda de la Eurocopa 2000 (un empate y dos derrotas) tuvo un efecto acelerador. La formación está desde entonces orientada al alto nivel, con la creación de escuelas de fútbol en todo el país y la subvención de centros de formación dependientes de los clubes profesionales.

A partir de 2002, el Programa de formación de talentos redujo sus efectivos de 22.000 a 14.000 jóvenes con el objetivo de mejorar su preparación, y lo hizo bien porque lo consiguió. Justamente de esta estructura provienen numerosos jugadores de la selección actual: Manuel Neuer, Per Mertesacker, Toni Kroos, Jerôme Boateng, Mesut Ozil, Thomas Müller o André Schürrle, entre otros.

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