jueves, 3 de julio de 2014

¿Siempre ganan los alemanes?



El fútbol es un deporte que se juega a 11 contra 11 y al final siempre ganan los alemanes”. La frase, acuñada por el inglés Gary Lineker tras la victoria germana en el Mundial de 1990, se hizo célebre. Sin embargo, desde entonces, la “Mannschaft” roza siempre el título sin llevárselo.

Aquel título ganado en Italia 1990, derrotando en la final a Argentina (1-0), fue el último jugado como Alemania Occidental. El país reunificado todavía no ha ganado ningún Mundial.

En Estados Unidos 1994 y Francia 1998 cayó en cuartos de final, mientras que en Corea del Sur y Japón 2002 perdió la final contra Brasil, y en los dos últimos mundiales, en Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, fue eliminado en semifinales, respectivamente por Italia y España.

El único consuelo que le queda es la Eurocopa ganada en Inglaterra 1996, tras batir en la final a la República Checa. Ese último título internacional, logrado hace casi 20 años, es el flaco bagaje de un equipo que acumula tres títulos mundiales y otros tantos europeos en su palmarés.

Tras aquel cetro logrado hace 18 años en Inglaterra, Alemania fue eliminada en la primera fase de las Eurocopas de Bélgica-Holanda 2000 y Portugal 2004, siendo finalista en la edición disputada en Austria y Suiza en 2008, cayendo en Viena ante España, y semifinalista en la última, en Polonia-Ucrania 2012.

La generación de Michael Ballack, ya retirado, y ahora la de Philipp Lahm o Mesut Özil no ha ganado ningún título, algo extraño en una selección, que desde su primer gran título, el Mundial de Suiza 1954, está acostumbrada a que casi todas sus camadas de jugadores conozcan la gloria.

En caso de caer en cuartos de final de Brasil 2014 contra Francia, mañana en el Maracaná de Río, o después en semifinales o final, tendría que esperar hasta el Mundial de Rusia 2018, o a la Eurocopa de Francia 2016. “¿Si no ganamos ahora, cuándo llegará un título?”, se pregunta Lothar Matthaus, estrella de la selección alemana que ganó el último Mundial en Italia 1990.

“Hemos jugado bien las competiciones en los últimos años y hemos llegado a semifinales en dos ocasiones en mundiales y una a la final de la Eurocopa. El equipo ha estado cerca pero ha fallado en los últimos pasos. Esas derrotas han dado enseñanzas y han podido hacer al equipo más fuerte y compacto”, señala Matthaus. Con la unificación de Alemania, después de los muchos títulos del equipo germano-occidental, se creían más para la Mannschaft.

Franz Beckenbauer, exseleccionador alemán, cuando vino la unificación a principios de los 90, era puro optimismo. “Nuestro equipo nacional será casi imbatible”, había predicho.

Con Jürgen Klinsmann primero y luego con Joachim Löw el estilo de juego alemán cambió, con una posesión mayor de la pelota, pero al mismo tiempo nació la generación española de los Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Iker Casillas y compañía que acaparó los títulos entre 2008 y 2012 (dos Eurocopas y un Mundial).

Löw dispone de una buena generación de jugadores, con futbolistas nacidos de la emigración, como Sami Khedira, cuyo padre es tunecino, Mesut Özil, de origen turco, junto a Mario Götze, Thomas Müller o André Schürrle. “Pienso que en los últimos torneos hubo una falta de mentalidad ganadora. Por supuesto, todos quieren ganar y dan lo mejor, pero a veces se necesita algo más”, dice Matthaus.

Recuerdo de la Copa de 1982

Antecedente

A vísperas del duelo entre Alemania y Francia, el antecedente más recordado es el partido que sostuvieron por las semifinales de España 1982, cuyo cotejo acabó 3-3, por lo que todo se definió en los penales, que favorecieron a los germanos (5-3).

Figuras

En aquella ocasión jugaron estrellas como Michel Platini, Jean Tigana, Dominique Rocheteau y Alain Giresse para Francia; y Pierre Littbarski, Felix Magath, Paul Breitner y Karl-Heinz Rummenigge por Alemania.

Otros partidos

Ambas selecciones se midieron en mundiales en otras dos ocasiones: en Suecia 1958, por el tercer puesto, Francia goleó por 6-3; y en las semifinales de México 1986, Alemania venció 2-0.

¿Última chance?

Philipp Lahm, el polivalente capitán del Bayern Múnich y de Alemania, tiene a sus 30 años una de sus últimas oportunidades de levantar un trofeo con la Mannschaft. Campeón del mundo de clubes en 2013, quiere sumar un título a nivel de selecciones que falta en su palmarés.

Guardametas

Los arqueros, el alemán Manuel Neuer y el francés Hugo Lloris, tendrán un partido aparte mañana, pues ambos llegan con el cartel de “buenos porteros” que ayudaron bastante a su selección. En el caso del teutón, solo recibió tres goles en cuatro cotejos; en tanto que el galo, dos.

Deschamps cambia la cara de Francia

AFP

Desde la llegada de Didier Deschamps al cargo de seleccionador de Francia, en julio de 2012, el equipo nacional ha cambiado la cara: del pesimismo a la ilusión por conseguir algo grande en el Mundial de Brasil.

Desde el Mundial 2006, en el que Francia rozó su segundo título en el torneo cayendo con Italia en los penales de la final de Berlín, todo había ido mal para los Bleus. En la Eurocopa 2008 cayó en primera fase, pero se tocó fondo en Sudáfrica 2010, en el que tampoco superó el grupo pero donde lo peor fue la imagen pública.

Nicolas Anelka fue expulsado de la concentración tras revelarse en la prensa que había insultado duramente al seleccionador Raymond Domenech. Sus compañeros reaccionaron con una huelga de entrenamiento, en vísperas de un partido crucial ante Sudáfrica, que perdieron y fueron eliminados. Laurent Blanc asumió el cargo, clasificó a la Eurocopa 2012, pero fue eliminado en cuartos ante España (2-0) y acabó su etapa.

Entonces se recurrió a Deschamps, capitán de la Francia campeona del mundo en 1998, quien clasificó al equipo para Brasil 2014 tras remontar un dramático repechaje ante Ucrania. Pero ante todo supo calmar las luchas de egos y construir una mentalidad de equipo sólido y unido.

“Mis principios se basan en tres palabras: respeto, humildad y placer. Hablé con mis jugadores de estos tres puntos y del entorno de grupo, ya que son cosas que me parecen importantes”, dijo en sus primeras semanas como DT.

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